El olor a rancio de los libros en papel

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Hace poco, he estado comentando en Facebook mi experiencia con los libros electrónicos. La verdad es que desde que me compré el kindle estoy encantado con él. He probado otros modelos, como el papyre o el iJoy y, la verdad, son inferiores, aunque la experiencia básica de lectura es la misma. También he probado con el iPad y, lo siento, pero no es una máquina hecha para leer libros durante un tiempo largo.

Mis conclusiones generales sobre los lectores electrónicos (ebook readers) en general son muy buenas, nos encontramos ante una tecnología y unos dispositivos que, por primera vez, hacen innecesario el uso de tinta y papel para poder leer cómodamente nuestro libro favorito. Nada que ver con las pantallas de ordenador o los tablets retroiluminados. Nada de cansancio visual ni de recibir más luz de la necesaria. Aunque el análisis de la tecnología e-ink es muy interesante (y quizá escriba una entrada cuando tenga un rato), vamos a dejar de momento ésto para centrarnos en el tema… ¿Qué opinan los usuarios lectores de libros de estos dispositivos?

Ante la pregunta ¿qué opináis de los libros electrónicos? en facebook, mi sorpresa fue mayúscula cuando vi que una gran parte de la gente del grupo (supuestos aficionados a la lectura) decían que preferían «el olor de las páginas y el tacto del papel cuando pasaban las páginas»…

Ante esta afirmación me quedan varias hipótesis que formular, que expreso aquí en orden de más a menos probable:

  1. Nunca han tenido un lector de libros electrónicos en la mano y simplemente repiten un mantra aprendido para evitar tener que reconocerlo.
  2. Realmente sienten lo que dicen y son del tipo de gente que ordena los libros por el color de la tapa y el grosor del lomo… Es decir, el contenido es lo de menos.
  3. Son fetichistas inconfesos que necesitan disfrutar del olfato y el tacto a la vez que leen una historia para poder sentir que realmente están leyendo.

Francamente, el formato libro está en nuestra civilización porque es lo más adecuado que se ha podido reproducir con la técnica existente, pero realmente ha cambiado muy poco la tecnología utilizada desde 1449 (hace más de 550 años) hasta nuestros días. El papel tiene muchos inconvenientes, entre los que destaco los siguientes (por el simple hecho de que están superados con la tecnología actual de los lectores digitales):

  • Pesan y ocupan mucho.
  • Es muy incomodo buscar dentro de sus contenidos.
  • Es muy difícil almacenar y organizar libros de manera eficiente.
  • Tinta y papel se deterioran con el tiempo y con factores externos.
  • Es complicado de transportar

Obviamente también aporta ventajas, como que no requiere energía ni ningún dispositivo para poder leerlo, pero si por eso fuera tendríamos todos nuestros documentos cincelados en acero, que es mucho más durable.

Francamente, creo que la actitud ante los lectores de libros electrónicos parte de un desconocimiento, o un miedo, profundo ante las nuevas tecnologías y el sentimiento de perder algún tipo de ritual asociado a la lectura por parte de gente que, realmente, no aprecia ni valora el contenido de lo que lee. Para mi, lo importante de los libros no está en su soporte, ni en su tapa, ni en su olor, sino en su contenido. No puedo imaginarme a Ken Follet pensando en la forma que tendría su libro mientras describía los personajes de los pilares de la tierra, o imaginando a sus lectores recibiendo el perfume del papel para entender la historia.

Para mi es un insulto a los autores y a los creadores de contenidos el ligar el disfrute de las historias maravillosas que nos regalan a un soporte concreto. De hecho, al igual que el teatro surgió para poder visualizar mejor las historias de los libros y acercarlo a más gente, el cine expandió esta experiencia a muchos millones de personas más y la televisión terminó por llegar a todo el mundo. Estas expresiones no son más que distintos soportes para contar las mismas historias y ligar estos contenidos a unos soportes concretos me parece, cuando menos, poco inteligente.

Ante el miedo de que la tecnología desvirtúe la literatura, no me queda más que echar la vista atrás y ver cómo este miedo ha estado presente durante cada avance tecnológico y cada vez se ha demostrado que son las historias las que perviven y los medios de transmisión son, meramente eso, transmisores. ¿acabó la radio con la tradición de contar cuentos de manera oral? ¿terminó el cine con el teatro? ¿la televisión hizo desaparecer al cine? ¿el video acabó con la televisión? ¿internet terminó con todo lo anterior? El mensaje y los contenidos permanecen, lo único que cambia es la capacidad de llegar a más gente y eliminar el rancio olor a papel de la ecuación.