Cataluña y los españoles

Estoy preocupado, llevo semanas intentando escribir algo técnico de lo mucho (y bueno) que estoy haciendo en varios proyectos, pero no me sale nada. Necesito escribir primero esta entrada para, al menos, liberarme de todos estos malos rollos en los que estamos metidos. Simplemente dejaré mi opinión, sois libres de daros por aludidos, ofenderos o pensar lo que queráis. Otra cosa no, pero seguimos – por el momento – teniendo libertad de expresión.

Lo que los medios de incomunicación han dado en llamar «el desafío soberanista» no es nada nuevo. Desde que tengo una cuenta de email (hablamos de 1988) una de las primeras cosas que se hacían en los grupos de news de usenet era discutir sobre las reivindicaciones catalanistas y, si cualquiera puede acceder al registro, mis opiniones ya en esa época eran las mismas que ahora: Cataluña está mejor dentro de España, reclamar la protección de la cultura y legado Catalán es muy loable, pero querer aportar menos dinero al fondo general es, simplemente, ser más insolidario. Ciertamente ningún sistema es perfecto, pero la idea de que formar un nuevo país sería más rentable, bueno, simplemente no la veo.

Mi opinión con respecto a la situación actual es simple, se han utilizado las banderas como meras excusas para tapar toda la mierda que acumulan ambos partidos en el poder. Gracias al izado de banderas, a las que la gente ha seguido como borregos manejados por su perro pastor, se ha dejado de hablar de los problemas reales que afectan a los ciudadanos. Gracias a que tu bandera tiene más barras que la mía puedes olvidarte del 3%, de los misales, de los viajes a Andorra y de los recortes de tu estado del bienestar y gracias a que tenemos que defender la unidad sagrada de nuestro territorio ya no nos importa que los jueces condenen en firme a los ladrones que nos han venido robando sistemáticamente durante décadas… Total, lo que nos va es la marcha, siempre que pueda insultar a alguien qué más da quien sea, cambiamos el político por el nacionalista y yastá…

Lo que de verdad me entristece no es la táctica del «divide y vencerás» más vieja que el hilo negro, o que el «buscar un enemigo común» les esté funcionando de maravilla, lo peor es que gente que tengo en alta consideración y que, me consta, son buenas personas todas ellas empiezan a comportarse como peligrosos ultras. No me importa exhibir banderas, no me importa opinar si existe o no el derecho a la autodeterminación, disfruto de una buena charla siempre que haya argumentos. Lo que empieza a tocarme las narices es entender la política haciendo que el que no opina como tu sea tu enemigo y «al enemigo ni agua», que no se intente buscar una solución sino una victoria, que no se atienda a razones sino que se busque la confrontación, la descalificación y la humillación.

Podemos echar la culpa a las «fake news», podemos decir que son los trolls de internet los que dirigen a las masas digitales, podemos decir que en persona no se dicen las mismas cosas, pero es que hay gente que ya empieza a emborracharse del ambiente de batalla y empieza a disparar contra todo lo que se mueve. Ya no importa el tema de la independencia, ya es simplemente la diferencia ideológica la que te pone en el punto de mira. Si opinas distinto, si no condenas, empujas o insultas como ellos eres del enemigo o, peor, eres un tibio equidistante que mereces la peor de las suertes, porque quedarás mal con cualquiera de los dos bandos… Y digo yo, ¿Qué carajo de bandos? ¿porqué nos empeñamos en continuar dividiendo cuando debíamos multiplicar?

Por favor, por favor, seamos un poco sensatos… Aquel al que estás insultando por el número de barras de su bandera puede ser alguien con quien te tengas que tomar un café y comentar el último partido de liga… ¡Un poquito de porfavor!