¿La era de la Inteligencia artificial?

Tengo que reconocer que con el advenimiento de chatGPT y las muestras de la IA generativa en campos como la programación de un tiempo a esta parte las expectativas se han disparado con respecto a lo que se puede esperar de una Inteligencia Artificial. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce.

La disciplina de Inteligencia Artificial existe desde hace muchísimos años, yo mismo, como estudiante de mi facultad fui miembro del Laboratorio de Inteligencia Artificial desde el año 1989 hasta que salí del mismo (esa es una historia para contar en otro momento) y me dediqué a otros proyectos de IA como la traducción automática. Pero la IA es anterior a estas fechas incluso. La verdad es que el avance «real» de la IA no ha sido expectacular estos años pasados excepto en la imaginación de algunos autores de ciencia ficción.

¿Porqué, entonces, se ha notado un avance tan importante estos últimos años? Bueno, lo que yo os puedo decir es que no toda la IA ha avanzado por igual, la que ahora mismo disfutamos es la IA generativa basada en aprendizaje profundo «Deep Learning». Para que se entienda, se trata de un sistema que «aprende» en base a miles de millones de muestras a generar «algo», una imagen, un texto, una respuesta ante una entrada determinada. Y el problema está en que al utilizar esa IA simplemente estamos recombinando los elementos de su entrenamiento de manera que sea más o menos adecuado a la pregunta o solicitud de entrada, no hay lógica, no hay algoritmo, es simple aprendizaje.

Si tu le preguntas algo a chatGPT no se desencadenan procedimientos lógicos que luego se puedan auditar, lo que se produce es una generación de lo que más probablemente, según los documentos que ya aprendió, se parezca a una respuesta a esa pregunta. Lo más parecido a un papagayo al que se le han enseñado miles de frases, te dará una respuesta tenga ésta sentido o no lo tenga.

De hecho, uno de los efectos más curiosos de las IAs generativas es que se inventan cosas – «alucinaciones» -, y no hay forma de que sepan si es cierto o no lo que están contando, por lo que es complicado, por no decir imposible, fiarse al 100% de lo que podamos obtener de una IA de este estilo. A diferencia de las imágenes que ilustran esta entrada, que han sido generadas por IA y podemos verlas como una simple muestra más o menos estética, si hacemos caso de lo que nos recomienda chatGPT, Gemini o cualquier otra AI generativa estaremos haciendo caso a un papagayo con mucho entrenamiento.

Este resurgir de la IA ha sido, básicamente, consecuencia de la acumulación de cientos de miles de millones de datos proporcionados por los usuarios de internet, unos conscientemente y otros inconscientemente en pago por el uso de alguna red social o alguna herramienta «gratuita». De hecho, la disponibilidad de estos conjuntos de entrenamiento tan inmensamente grande es lo único que ha permitido la ilusión de disponer de un asistente inteligente de verdad y, repito, es una ilusión. Nunca te fíes de quien no puede explicarte porqué ha hecho o dicho algo… Y las IAs generativas no pueden.

¿Hay que descartar entonces el uso de estas IAs? No, en ningún caso, disponer de una herramienta entrenada con datos que nos son útiles (como todos los códigos de github que su copilot ha usado en su entrenamiento) nos pueden ahorrar mucho tiempo en disponer de versiones preliminares o códigos sin refinar. Pero siempre necesitaremos alguien para refinar los resultados de cualquier IA generativa. Simplemente porque la IA no sabe realmente qué es lo que está diciendo (y nunca lo sabrá). El hecho de que haya gente planeándose reemplazar personas humanas por IAs (o incluyo que ya lo han hecho) demuestra que hay trabajos de bajo valor añadido que no necesitan siquiera razonar correctamente para ser desempeñados, esos trabajos si que pueden ser reemplazados, pero igual es que la necesidad de éstos ya era algo anecdótico.

Banco Sabadell ¿Empresas?

Día 17 de noviembre, una carta llega a mi buzón, en ella el Banco Sabadell me indica que tiene la obligación legal de comprobar que mi empresa justifique su actividad profesional y su capacidad económica. Le acompaña una lista de documentos que, a su parecer, justificaría estos aspectos… Al final pone un párrafo interesante:

La documentación podrá ser remitida a través de la web del Banco Sabadell, desde su área de cliente de banca digital. Acceda a la web de Banco Sabadell con su usuario y contraseña, desde su ordenador personal. Pulse sobre su nombre, el enlace está en la sección Perfil>Documentación digital>Documentos compartidos

Bueno, pues uno que es obediente hace lo que le dicen.

Nada, no hay forma de subir ningún documento allí… En fin, qué se puede esperar de un banco en el que no funcionan las transferencias desde el navegador porque «patata» y tienes que usar la versión vieja que si que funciona… Venga, llamemos a ver que me dicen al teléfono que acompaña la notificación.

Primera llamada: selecciona una opción (ninguna adecuada), me pasan con un operador, me pregunta mis datos, le cuento el problema… le paso

Segundo operador: le paso con un robot para que meta la contraseña… ¡como si darle la contraseña a un robot fuese más seguro…! Fallo1, acierto al 2… Le vuelvo a comentar el problema… le paso

Tercer operador: ¿me oye?¿me oye? deben tener algún problema con los auriculares o algo… Obviamente, ya con la paciencia mermada, me piden de nuevo que les cuente lo que me pasa (ya soy un experto resumidor…) y, oh sorpresa! me dice que esa operación la tengo que hacer desde la web de particulares… what!?

Pero es que esto es una cuenta de empresa, la notificación viene a nombre de la empresa y yo no tengo cuenta particular en el Sabadell… Respuesta: a mamarla… Que te pases por una oficina y pierdas media mañana para darles unos papeles (que solo tengo en digital) ¿qué les doy un usb? ¿grabo un dvd? ¿lo imprimo todo para que luego ellos lo escaneen de nuevo? Pero que coj****

A ver, que ya sabéis que a mi los bancos me caen mal TODOS, pero es que un banco de este tamaño no tenga una forma «buena» de que las empresas puedan subir documentos que según ellos son obligatorios pues, bueno, como poco produce estupor y vergüenza a partes iguales. ¿También le piden a Juan Roig que se abra una cuenta personal para subir papeles de Mercadona? ¿Se lo piden a quien sea el administrador de la empresa?… Bueno, supongo que a esos ya les visitarán en persona o les permitirán que se lo manden por mail, que la pela es la pela.

Volveremos a hablar de esto cuando me bloqueen la cuenta por no aportar los papeles, grrrrrrr.

El caso Rubiales

Si, se supone que este es un blog de tecnología y no de política y menos de deporte, pero como en agosto hemos estado un poco amodorrados lo más interesante que tengo para hablar es esto… Así que dejaremos aquí mi opinión y ya.

Empecemos por lo más básico: dar un beso no consentido es delito. Lo es en España y lo es en mucho más países donde se considera una agresión sexual, aunque leve. Lo cierto es que muchas veces se trivializa con el tema, o se le quita importancia por herencias culturales que nos dicen que las mujeres están para eso.

Lo que algunos no se explican es cómo la carrera de alguien que gana casi 700.000 Euros al año se puede ir al garete por comportamientos de gañán redomado. Pero no es una cuestión de feminismo o de legalidad, es una cuestión de principios.

A fecha de hoy todavía no se conoce cual será el destino de Rubiales, atrincherado en su cargo, rodeado por su familia y defendido por la recua de desinformadores de la extrema derecha. Lo que está claro, y lo dejó claro en sus declaraciones, es que él no va a dimitir. Lo más normal sería que esperase a que le destituyesen para cobrar las indemnizaciones correspondientes, y mientras, prepara el camino para las inevitables querellas que le van a caer. Lo que si se sabe es que una amplia mayoría de la población no le quiere ver representando a nuestro país en ningún sitio y que la FIFA ya le ha sancionado en ese aspecto. Por lo menos la polarización actual parece que aquí es un poco menos, pero seguimos a la espera de qué harán las «fuerzas vivas» y si dejarán caer a este golfo o le mantendrán como representación de su poder.

La verdad es que este personaje tenía que haber sido cesado hace tiempo por sus corruptelas económicas, pero parece que tenía sostenes muy importantes en el mundo del futbol (no quiero decir quién) y ya se creía como el jefe indiscutible que podía hacer y deshacer a su antojo. Desconozco si es su forma de ser o es que ha tenido alguna alteración hormonal reciente, pero no veo muy normal que se agarre el paquete delante de millones de espectadores y junto a la Reina y la infanta para después plantarle un morreo televisado a una de las jugadoras (que por su orientación sexual tampoco es que lo vaya a apreciar mucho). Imaginaos esto en otros ámbitos fuera del deporte… Que tu jefe te pida un piquito y te lo plante por lo buenos que han sido los resultados trimestrales, que el representante de España en unas negociaciones se toque el paquete celebrando la firma del mismo y que, además, en la emoción del momento agarre a su secretaria y la plante un beso… Inaceptable, ¿no? Pues lo mismo con este sujeto. El futbol puede ser especial, pero no las actitudes de los que representan a un país o de los que tienen un puesto de poder sobre sus subordinados.

Lo que ya hizo este esperpento de persona después de que le pidiesen responsabilidades es de lo más despreciable que se puede imaginar. Presionar a la jugadora y a su familia para que saliesen a defenderle, sacar comunicados falsos haciendo creer que han sido redactados por la víctima, poner su huevos sobre la mesa en un discurso del «no dimito» digno del manual del machista ibérico y, sobre todo, negándose a reconocer que haya hecho algo mal son actos que no deberían quedar impunes.

Saber estar… O cómo los comerciales tienen que tolerar el fracaso

Me acaba de entrar una llamada al teléfono de la empresa, es un comercial de una consultora energética cabreado como una mona porque he aceptado la contra-oferta de Iberdrola cuando ya había firmado con otro proveedor que él trabajaba anteriormente.

Me ha hecho gracia, la verdad, ver que hay gente todavía que no sabe qué es esto del trabajo comercial, que unas veces se gana y otras se pierde, que por muy bueno y simpático que sea el potencial cliente al final son los números y la estrategia de cada uno la que dicta si te contrata o no.

Tengo que reconocerle que a mi también me ha pasado lo de cabrearme cuando un cliente, después de tener todo apalabrado, se iba con otro proveedor por cualquier motivo. A hechos consumados no sirve de nada llamar al cliente para echarle en cara lo poco serio que es o decirle (literal) que van a pagar justos por pecadores porque a partir de ahora van a cobrar por su servicio (no solicitado, por cierto).

En fin, supongo que ya ha dado por hecho que nunca nos vamos a cruzar otra vez y que le merece más la pena desahogarse ante la pérdida económica quemando puentes que algún día pueda necesitar. Porque, digámonos sin tapujos, que un comercial me engañe es lo normal y lo esperado, pero que lo haga un cliente es algo más raro. Un cliente se gana día a día y se pierde solo una vez si se hacen cosas como esas.

¿Tenía oportunidad de venderme otra cosa aprovechando la «culpabilidad» de haberle dejado con la miel en los labios y su comisión por cobrar… Pues si, pero ya es completamente imposible. Ni lo puedo recomendar a nadie (no quiero que me echen en cara que le mando empresas que terminan por abroncar al cliente) y no voy a contratar nada que huela siquiera a la empresa que le mandó a visitarme.

A mi edad ya no estoy por aprender nuevos trucos, el cliente no siempre tiene la razón, pero siempre hay que respetarle, yo respeto a los míos y entiendo sus razones cuando contratan con otros o cuando no contratan conmigo. Eso no les convierte en malas personas ni les amenazo con perjudicar a mis futuros clientes. Le deseo que haya disfrutado de su momento de desahogo y, por mi parte, nada más que esperar que no trate igual a todos sus clientes o terminará con una cartera muy pequeña de ellos.

Yo no soy contrario a hacer una post-mortem con el cliente, así se aprende qué se ha hecho mal, que se podría mejorar y revisar así la forma de presentar los proyectos la próxima vez. En este caso debería haber aprendido a advertir (como si lo hacen con la telefonía) a los clientes de que iban a recibir una contraoferta y darles el argumentario para declinarla. Si no ha aprendido eso, bueno, peor para él porque parece ser que las energéticas se han decidido a empezar a contratacar… Y eso es algo a tener en cuenta.

La deuda técnica

La deuda técnica es un tema importante a considerar en el desarrollo de software. Se refiere a la acumulación de tareas pendientes, como la documentación, el mantenimiento, el refactorizado y la eliminación de código obsoleto. A medida que la deuda técnica aumenta, se vuelve cada vez más difícil y costoso mantener y mejorar el software.

Robot arreglando código

En mi experiencia, hay varias razones por las que la deuda técnica puede acumularse. Una de las principales es la falta de tiempo para dedicar a tareas no relacionadas con el desarrollo de nuevas funcionalidades. A menudo, se priorizan las tareas que producen resultados visibles a corto plazo en lugar de las que tienen un impacto a largo plazo.

Otra razón es la falta de disciplina en el desarrollo de software. A veces, los desarrolladores se sienten presionados por plazos ajustados y optan por escribir código rápido y sucio en lugar de tomarse el tiempo para refactorizar y documentar adecuadamente.

La solución para reducir la deuda técnica es simple pero no es fácil. Es necesario dedicar tiempo y recursos para abordar las tareas pendientes. Esto puede incluir dedicar tiempo cada semana para el mantenimiento y la documentación, o incluso asignar un equipo específico para abordar la deuda técnica.

Además, es importante fomentar una cultura de disciplina y responsabilidad en el equipo de desarrollo. Esto puede incluir establecer estándares de calidad y proporcionar retroalimentación continua sobre el cumplimiento de estos estándares.

En resumen, la deuda técnica es un problema común en el desarrollo de software, pero puede ser manejado si se toman medidas proactivas para abordarlo. Dedicar tiempo y recursos, y fomentar una cultura de disciplina y responsabilidad, son fundamentales para reducir la deuda técnica y mejorar la calidad del software.