¿Qué pasa con Correos?

Desde que su revolucionario cambio de imagen decidió quitar las bolitas de la corona Correos ya no es lo que era. Al menos en mi caso, dejadme que os cuente la última que me ha hecho:

La verdad es que compro muchas cosas en Aliexpress, generalmente porque no las encuentro en proveedores locales, otras veces porque el precio en estos proveedores es varias órdenes de magnitud más grande que en Aliexpress, siempre me fastidia tener que esperar, pero hasta el momento, siempre he elegido que me lo enviasen por correos – los de DHL ya me intentaron robar más de una vez con sus «tramitaciones aduaneras» innecesarias-. En este último pedido no fue diferente, lo hice para mi empresa y, como tal, aparece el nombre de la empresa como destinatario.

El pedido lo hice el 20 de Agosto y Aliexpress me va informando de su evolución, de hecho, estaba muy contento porque el día 28 ya estaba en Madrid tras pasar aduanas y demás… 8 días es muy buena marca para Aliexpress, así que me dispuse a esperar a que Correos llamase a mi puerta el día siguiente… Y no llegó.

A las 20:30 de la noche recibí un sms diciendome que no estaba en la oficina y que habían intentado entregar el paquete sin éxito y que lo volverían a intentar al día siguiente… Obviamente todo esto es un sinsentido. ¿Quien entrega un paquete a una empresa a las 20:30 de la noche? En fin, era jueves y quería tener el paquete para el fin de semana, así que esperé toda la mañana del viernes y el cartero no apareció, así que supuse que la sinrazón se volvía a repetir y me lo entregarían por la tarde. Cerré la oficina, me fui a comer y volví escopetado para esperar al cartero… Esperé hasta las 21:00 dentro de la oficina, y tampoco llegó. Bueno, supuse que habrían tenido algún problema en el reparto y tendría que esperar al lunes… Pero mi sorpresa vino al ir a ver el estado del envío en su aplicación:

Sin ninguna verguenza afirman que vinieron a las 19:37 y que yo no estaba ¡MENTIRA COCHINA! y que tendría que irlo a recoger el siguiente día hábil a la oficina (también comprobé que no habían dejado notificación en l buzón, así que 100% que por aquí no habían pasado).

Pero como yo ya estaba encabezonado, me decido a pasar el sábado por la mañana por la oficina de correos a ver qué había pasado… Después de esperar hasta las 9:30 me indican en la oficina que el reparto de ayer todavía no les ha llegado y no me pueden antender ¡¿?!

Espero mañana (lunes) ir a la oficina a media mañana a ver si, por azares del destino, puedo recoger mi paquete, pero ya habrían pasado 5 días más de los que debían haber pasado… ¡Que alguien me lo explique! ¿tan dificil es hacer que en la página de seguimiento te permitan decir que quieres que te entreguen el paquete por la mañana en lugar de por la tarde? ¿en qué cabeza cabe que si vas a una empresa que esta cerrada a una hora cuando vuelvas al día siguiente a la misma hora estará abierta?

Un poquito de sentido común, please.

ACTUALIZACIÓN 1: Esta semana me ha vuelto a pasar dos veces, el cartero dice que pasa a una hora y no es verdad (a las 12:30 es dificil que no haya nadie en la oficina), luego deja el papel del envío en el buzón al día siguiente, por lo que retrasa 3 días la recepción del paquete (teniendo en cuenta que vayamos a recogerlo ese mismo día y que no haya festivos por medio…) . El caso es que entregas de paquetes certificados NUNCA llegan a nuestra oficina y tenemos que ir a recogerlos aunque se haya pagado por que te los lleven… ¡Algo no funciona!

La tesorería y los abusones

Quizá debería poner por subtítulo «¿porqué todo el mundo se cree que pagar es opcional?«.

Imaginemos una supuesta situación… Yo, que soy un cliente cojonudo, me paso por una tienda de electrodomésticos, elijo la tele más cara de la tienda y decido que le voy a hacer el favor al tendero de llevármela a casa, aunque sea super-cara no pienso regatear… Le indico al vendedor que me la lleve a casa y hasta le indico la fecha y la hora a la que tendrán que pasarse a dejarla… ¿Tarjeta o efectivo? me pregunta el amable dependiente (quizá no recuerde que para esa suma de dinero ya no se puede pagar en efectivo, pero en fin…) y yo le digo: «Transferencia bancaria… a 45 días, solo pago a fin de mes, así que serán 55».

Evidentemente no me dejarían salir de la tienda sin haber pagado, nadie acepta este tipo de pagos salvo que en lugar de una tele te hayan pedido un servicio profesional y en vez de ser un particular eres una empresa medianamente grande… No obstante, para seguir con el relato supongamos que hay confianza y el dueño de la tienda nos conoce y se arriesga a aceptar el pago, hace sus cuentas y por el margen que le deja este producto puede asumir los 55 días de retraso en el pago.

Llega el día 55 y el pago no aparece, el dueño de la tienda me pregunta y yo, como sorprendido, le digo… He tenido un problema al ordenar la transferencia, pero ya está arreglado…

¿cuando cobraré? nos pregunta el dueño de la tienda

Pues dentro de 30 días, claro, ya se ha pasado el día de pago de este mes…

¿Alguien se puede imaginar esta situación? Es más, alguien se imagina que el dueño de la tienda no amenace de muerte a toda mi familia si no le hago la transferencia en ese momento. ¡Qué día de pago, ni que día de pago!

El pobre hombre me ha pagado una tele y, encima, si me habla de malos modos siempre puedo amenazarle con devolverla ¡dos meses de tele gratis! Pero yo no soy así, sabemos que vas a cobrar… Pero cuándo ya es otro tema.

Pues esta situación es el pan nuestro de cada día de las pymes cuando hacemos trabajos o vendemos a las empresas medianamente grandes. En este país el tema de cumplir con los pagos en tiempo es algo opcional… Una pena que las nóminas de los trabajadores, el alquiler de la oficina, la luz, el agua, los consumibles y todo lo demás no se pueda pagar con la misma flexibilidad. Al final somos las pymes las que financiamos las grandes empresas.

La experiencia de cliente… Malos y buenos ejemplos: Apple y Banco Santander

Como mi máxima es siempre aprender algo aunque sea de situaciones ridículas, hoy he decidido tomarme mi nefasta experiencia en la tienda apple de xanadu como una lección de lo que no se debe hacer con un cliente y compararlo, sin que sirva de precedente, con otra buena experiencia de la semana anterior, la que tuvo el banco de Santander con una reclamación sobre su app de wallet. La otra opción era iniciar un flame contra apple o desahogarme escribiendo lo primero que se me pase por la mente y creo, firmemente, que ninguna de las dos cosas habrían ayudado a nadie.

Apple solo piensa en el dinero y, en lugar de mimar al cliente, le hace creer que es un privilegio para él que se le permita tener un dispositivo de su marca. Tanto es así que, a pesar de los precios prohibitivos y los exageradamente inconmensurables márgenes de la compañía hay gente que daría su brazo derecho por tener lo último y más caro. La verdad es que han creado una imagen de marca más parecida a los perfumes caros que a las novedades tecnológicas. No importa que los dispositivos sean técnicamente inferiores o que sus componentes no añadan nada al mercado actual, tiene una manzana detrás y eso ya nos da «caché» para presumir ante los demás y dejar claro el tipo de personas que somos (cada cual que se lo tome como quiera).

El caso es que, si como a mi, se te estropea el chip de video de tu carísimo portatil te cobran 700 Euros por cambiarte toda la placa, a condición de que ellos se queden con la vieja (en caso contrario te cobran 1500 Euros que es más del valor de segunda mano del portatil). ¿Para qué? Evidentemente para sacar otro chip del armario (no más de 30 euros) y meterlo en mi placa, con lo que consiguen otros 700 euros de beneficio con el próximo pringao al que se le estropee. La otra opción, si necesitas un mac, como es mi caso para desarrollar, empieza en 2000 Euros.

Pero, si lo que es peor, compras un iphone 6 de segunda mano, al que el antiguo dueño, incapaz de pagar los 89 Euros que pedían por una batería nueva y ante la mierda de batería que equipaban estos equipos, decide cambiarsela por otra, y tu, inocente, decides ir a la tienda apple para que te cambien la batería por una nueva (sin saber que tenía batería no-oficial) entonces llegarán en la tienda y te harán un corte de mangas

«Servicio denegado» por motivos de seguridad, sus técnicos, que solo trabajan con cosas que han sido compradas a apple, parece ser, se niegan a hacer el cambio (menos mal que no dejé la funda puesta o no habrían podído ni abrir el aparato sin tocar un elemento impuro). Eso si, me han hecho perder una mañanas completa yendo a diagnosticar, esperando tres semanas hasta que han tenido baterías y luego otras cuatro horas desde que dejas el aparato y salen a decirte que te vayas por donde has venido… Una experiencia de usuario «deliciosa» y que le recomiendo a cualquiera. No obstante ya que los problemas son de «seguridad» del personal de apple me ofrezco a comprar la batería y a instalarla yo mismo (solo soy ingeniero con 20 años de experiencia) y la respuesta es igual de gratificante: NO solo se las vendemos a distribuidores oficiales… Cosa que no tiene ningún sentido para aparatos que ya están fuera de garantía y sobre los que apple no tiene ninguna responsabilidad si funcionan bien o mal… Pero así se aseguran de que ellos tienen el control de las piezas y ellos deciden qué clientes tienen derecho a tener sus aparatos y cuales no.

En fin, que sigo teniendo que usar apple porque hay miriadas de snobs que siguen creyendo que porque les cobren 1000 euros van con un pepino en el bolsillo y tengo que desarrollar software para ellos, pero como cliente voluntario Apple ya me ha perdido.

En el otro extremo tenemos al Banco Santander, al que, tras dejar una opinión negativa de la app wallet al no poder pagar en un terminal con ella, se puso en contacto conmigo varias veces, tuve a un operador ayudándome a reinstalar y configurar la app para que todo estuviese correcto y, finalmente, hizo seguimiento de mi caso…Que todavía no se ha arreglado, pero en el fondo creo que se trata de un problema de actualización del sistema del teléfono y que tampoco pueden hacer gran cosa. Lo que si me han demostrado es que se preocupan por su cliente (aunque sea un cliente avanzado como yo, que da más problemas que beneficios) y me han ganado como usuario de sus apps.

Unas diferencias abismales, algo que aprender.

¿El emprendedor nace o se hace?

Esta es una de las preguntas que se plantearon en uno de los talleres de la aceleradora en la que estamos con nomorepass, la verdad es que la respuesta no es única, sino que varía en función del emprendedor, había quien estaba allí obligado, quien tuvo un tardío despertar o quien, como yo, sentía la llamada desde pequeño.

Al principio me pareció una pregunta tonta, incluso trampa, para obtener una respuesta «políticamente correcta» sobre el equilibrio entre los genes y la educación, pero a mi me sirvió para darme cuenta que, realmente, ahora estoy haciendo lo que siempre había querido hacer. Recordé que mi heroe de pequeño era el tio Gilito, el tío rico de los sobrinos de Donald y cuyas aventuras yo seguía avidamente en mis tiempos mozos leyendo tebeos «Don Miki.

Quizá lo que me atrajo al principio fue el hecho de estar «forrado», pero recordando esta época lo que me atraía de este personaje no era el mucho o poco dinero que pudiese tener, ni sus problemas con los golfos apandadores, sino que todo lo que tenía lo había conseguido por sí mismo. Le costaba una enormidad gastar la más mínima cantidad de su inmensa fortuna y estaba siempre ocupado haciendo negocios, pero a mi me gustaba por que había ganado todo ese dinero por sus propios medios, siguiendo su pasión y siendo libre allí donde iba.

Si, quizá ese no era el personaje más popular de los de Disney, pero, oye, para mi lo era. No puedo releer las historias de mi infancia porque, como tantas otras cosas, desaparecieron de mi casa por arte de magia (o de limpieza, como diría mi madre).

Haciendo memoria, recuerdo que cuando me asaltó la fiebre por la informática, de la que todavía no me he librado, una de las primeras cosas «raras» que hice con mi CPC464 es crear un «banco» donde permitía a mis hermanas depositar su dinero y tener su propia cuenta bancaria… Creo que ya apuntaba maneras. También recuerdo que, al poco de cumplir los 18 años, impulsado por la misma fiebre emprendedora de mi ídolo de papel, creí necesario informarme de lo que se necesitaba para crear una empresa, todavía no sabía de qué, y mandé una consulta por correo a un organismo pùblico (no recuerdo cual) y de la que, para mi sorpresa, recibí respuesta en forma de un documento larguísimo con todas las opciones y trámites que tendría que realizar para crear una empresa… De hecho ya tenía hasta el nombre: «Illusion». Pero como no tenía modelo de negocio y los trámites eran largos, tediosos y costosos ahí terminó mi primera etapa de emprendedor en ciernes.

Aunque cada vez me fuí imbuyendo más y más del espíritu de la informática, nunca abandoné mis tendencias emprendedoras. Admiraba y admiro a los grandes de la informática tanto por su destreza técnica como por la forma en que pudieron crear algo grande (yo siempre digo que quiero ser Wozniak en vez de Jobs, pero también reconozco que Bill Gates creó algo de la nada e hizo más por popularizar los ordenadores que cualquier otra persona). La vida, sin embargo, nos obliga a seguir caminos predeterminados. En el 96, cuando salí de la facultad no se me pasaba por la cabeza montar nada por mi cuenta, y fueron las circunstancias las que me obligaron años más tarde a montar mi primera empresa. Soy el único emprendedor de mis amigos de facultad, y probablemente, sea el que menos dinero gana y más tiempo dedica a su trabajo pero, oye, sarna con gusto no pica.

En fin, este no es un post para recomendaros que seais emprendedores, quizá lo que quería recordar es que para ser emprendedor hay que tener una vocación muy especial. Que no todo el mundo está preparado para los sacrificios y el alto coste personal que vas a tener que afrontar ante tu familia y amigos. Que muchas veces vas a querer tirar la toalla, rendirte ante las circunstancias y entregarte a un empleo estable, con jefe despótico y recompensas poco habituales, donde no se te pague por opinar y la proactividad te la tengas que dejar en casa. Y, finalmente, que sin el apoyo de tu pareja o hijos vas a estar muy jodido, así que piénsatelo muy bien antes de emprender un camino que puede que no te lleve a ninguna parte y que hará que propios y extraños te miren mal. Lo mio ya no tiene remedio.

Errores de gestión… Las empresas de becarios

Uno no deja nunca de aprender, sea de informática o sea de gestión, en este caso me toca hablar de una tendencia que se afianza día a día en las empresas de informática y de la que he tenido un ejemplo flagrante hace muy poco. La lección de hoy, queridos lectores, es que, nunca, nunca, nunca, hay que dejar que tu empresa sea solo un conjunto de becarios.

¿Son malos los becarios? Claro que no, seguro que en poco tiempo se convierten en unos excelentes profesionales. Con la guía adecuada, y aprendiendo de los profesionales de verdad, todos aprendemos y nos convertimos en profesionales, con poca experiencia, pero profesionales. Entonces, ¿porqué me quejo? Veamos el ejemplo.

Una startup de la que prefiero no acordarme, comenzó su andadura en un nicho de mercado en el que partía con ventaja. Sus socios eran lo mejor de lo mejor en sus áreas de experiencia. Unos provenientes de la parte académica, pero con experiencia en proyectos de investigación, otros con experiencia en el desarrollo de software a nivel profesional y un gestor que creía que sabía de todo que encontró el dinero y los inversores necesarios.

Como toda startup su obligación es focalizarse en su proyecto principal y quemar dinero hasta que consigue sacar al mercado su idea o se queda sin dinero. No obstante, por errores que no vienen al caso, la idea principal se marchitó y se lanzaron a intentar crear productos en mercados cada vez más abarrotados, donde no contaban con las ventajas anteriores y con el dinero ya mermado. En esas los socios más interesantes y menos comprometidos fueron abandonando el barco, o bien se vieron obligados a abandonar al no tener expectativas de obtener un salario digno (digo digno, no a la altura de sus méritos, que eso siempre es mucho más, pero, oye, estamos en una startup). Estas personas son reemplazadas por becarios de manera que, al final, solo queda un socio con conocimiento y experiencia y el resto que se limita a aprender lo mejor que puede intentando no romper demasiado.

Y el error principal viene cuando el gestor, en su afán por prolongar una agonía innecesaria, decide sustituir a este socio «excesivamente caro» por otras personas de un nivel muy inferior, sin capacidad de trabajo ni compromiso con la empresa pero obedientes y baratitos… El resultado, el de siempre, una mierda.

¿Puede una empresa sin conocimiento práctico, sin experiencia, sin foco y sin socios comprometidos trabajando en la misma triunfar? ¿puede acaso sobrevivir? A los ojos de quien solo mira números y no valora el trabajo real de ninguna manera es la consecuencia evidente, pongo dos por el precio de uno y gano en el cambio… ¿Ganar qué? Duplicas el numero de problemas, dilapidas el poco conocimiento que tenías y llevas a cero la confianza de los inversores en una empresa que se puede montar con cualquiera que pase por allí y que no premia ni valora experiencia ni conocimiento… En fin…