Paga si te gusta…

Tengo que entonar el mea culpa por la cantidad de tiempo que llevo sin escribir aquí, pero es que estoy muy, muy emocionado con el relanzamiento de nuestro proyecto más interesante: BiblioEteca.

Además de recomendaros a todos que os deis una vuelta por la web y que nos dejéis vuestra opinión (que será siempre bienvenida) hoy os quiero hablar de un concepto que hemos acuñado para este lanzamiento: «Paga si te gusta«.

Actualmente la industria del libro está enredada en una búsqueda imposible del modelo que les permita mantener su status-quo actual o, al menos, el volumen de facturación. Sin embargo se han olvidado de algo fundamental… Lo que dicen vender ya no se parece a lo que realmente venden. Los libros en papel son un producto físico, precioso, elegante, manejable y con el olor que tanto gusta a los aficionados… Pero los libros electrónicos solo son un paquete de bytes que reproducen el contenido que un autor ha imaginado.

Ni impresión, ni distribución, ni librerías de barrio, ni grandes márgenes. El control sobre los libros electrónicos se les escurre entre las manos como si se tratase de arena de la playa, ni sus estructuras están preparadas ni sabe qué hacer en cuestión de precios o derechos. Ejemplo de ello fueron las charlas en las que estuvimos presente del LIBER de este año donde los editores se empeñaban en calcular el precio del libro digital como un porcentaje de lo que piden por uno en papel y los -pocos- lectores les intentaban hacer comprender que ese precio es inaceptable y que así no iban a vender nada…

A lo que vamos… Los libros digitales son productos virtuales, desde el punto de vista que se pueden replicar infinitamente y sin coste para nadie, por tanto, es infinitamente abundante. Además, publicar exclusivamente en digital es mucho más barato y elimina gran parte de las diferencias entre los «buenos» y los «malos» escritores ya que el escaparate es común y la cantidad de ejemplares disponibles igual de ilimitados. Entonces, ¿qué podemos hacer los lectores para poder leer más y mejor?

Como siempre, andar al futuro suele terminar en una mirada retrospectiva al pasado. La masificación y aislamiento de las ciudades ha dado paso a la intercomunicación e interrelación mediante internet, es decir, una vuelta a las antiguas aldeas donde todos se conocían. Lo mismo que pasa con los artistas, volvemos al momento en que los artistas iban de pueblo en pueblo haciendo su actuación y, tras la misma, pasaban la gorra para recaudar lo que el público creía conveniente aportar… No estaban pidiendo limosna, estaban cobrando por su arte y cobraban justo lo que el respetable creía que era justo y estaba en sus posibilidades… Pues lo mismo, lo mismo, se propone con la iniciativa «Paga si te gusta«.

Los autores pueden publicar sus libros digitales en biblioeteca e indicar que quieren cobrar en el modo: Paga si te gusta. Los lectores se descargan el libro y lo leen (si están interesados en ello) y cuando vuelven a valorar el libro pueden proceder a pagar por el mismo la cantidad de dinero que crean conveniente (que puede coincidir o no con lo que el autor ha indicado como valor de referencia).

Ventajas:

  1. Todo lo que se ingrese ya será mayor que lo que se ingresaría si no se publicase el libro
  2. Elimina barreras de entrada para acceder al libro
  3. Permite que los autores sepan cuantas descargas y más datos sobre sus lectores
  4. Evita que los lectores tengan que acceder a sitios «dudosos» y se encuentren libros de baja calidad
  5. El autor puede saber cuanto cree el público que vale su obra (en dinero)
  6. Incrementa la difusión de la obra y hace marketing directo de la misma (ya no hace falta evaluarla por la portada)

Inconvenientes:

  1. Puede que mucha gente lea el libro sin pagar (aunque eso es lo que sucede igualmente hoy en día de manera inevitable)

En suma, aunque inicialmente contamos con pocos títulos en PSTG creemos que esta idea está bien encaminada y permitirá a los autores ser recompensados por sus obras y no por los costes que tengan sus editores. Por ahora estamos en fase experimental pero esperamos liderar un movimiento nuevo en la difusión y retribución de la literatura. Como dice Juan Gomez-Jurado:

Existen muchas formas de hacer las cosas.

Durante los últimos 572 años, desde que Guttemberg inventó el tipo móvil hasta hace muy poco, sólo habíamos conocido una de ellas. En los últimos años la tecnología, esa que muchos ven como una amenaza, se ha revelado como el mejor amigo de los que crean los sueños y de los que quieren soñar.

Hoy somos nosotros los que damos el primer paso, los que ponemos en tus manos el control. Tú decides si nos ayudas a seguir creando tus sueños.

Existen muchas formas de hacer las cosas, y hoy empieza una nueva.

Bienvenido al futuro.

Juan Gómez-Jurado

A vueltas con el «alquiler» de ebooks

Hoy hemos tenido una agradable charla en twitter en #ebookspain sobre la venta y/o alquiler de ebooks. Por más que he intentado centrarme en el tema, ha sido imposible sustraerme a un pensamiento más profundo que el meramente comercial. Porque la cuestión es: ¿son los ebooks un producto que se pueda vender o alquilar?

La mayoría de la gente, editores entre ellos, asimila un ebook con un libro en papel y pretende hacer cosas similares en su comercialización. Desde mi punto de vista eso es un error, más de concepto que de intención, pero totalmente asimilado por algunas mentalidades. Veamos un ejemplo:

Según esta visión, se estaría dispuesto a pagar (menos) por un tiempo limitado de disfrute del libro, ¿lógico…?

Pues no. Para que este tipo de cosas se puedan hacer el ebook ha de protegerse por un sistema DRM que permita estas limitaciones, este DRM tieme un coste de licencias bastante alto, lo mismo que el mantenimiento de los servidores que mantienen la información de las licencias de los ebooks y que permiten activar o desactivar ciertas funcionalidades del mismo. Amen a que solo se podría implementar en ciertos dispositivos y no en otros. En suma, al productor del ebook le saldría infinitamente más barato darte el libro sin restricciones que con el DRM, por más que solo lo vayas a disfrutar un tiempo.

¿Cómo es posible que un medio nuevo, con nuevas posibilidades, sin problemas de stock y sin entidad física conocida sea usado como un mero reflejo de un libro en papel?

Esa es una pregunta que se deberá responder por todos los que queremos leer en digital, por los que proporcionan la tecnología y por los que ostenten la propiedad intelectual (que es la única válida) de los elementos que queramos distribuir.

Estamos a los albores de una nueva época en la distribución del conocimiento y la cultura. En estos momentos en los que salimos en carretas buscando un nuevo horizonte en el «oeste» de la distribución digital y en los que nos cruzaremos con muchos truhanes y tahúres ávidos de robarnos lo que es nuestro en base a sus antiguos negocios.

Este es un nuevo negocio y como tal debe ser entendido, ni alquiler, ni DRM. ¿Alquilarías un chiste? ¿te implantarías un chip para poder retener en tu memoria una idea por un tiempo limitado? Pues eso…

¿Están locos estos editores?

Esta entrada va a ser corta, necesariamente breve, y especialmente sangrante… Y es que no puedo sino parafrasear a Obelix cuando decía eso de «¡Están locos estos Romanos!» cuando les veía hacer cosas que para cualquier buen galo eran evidentemente completas locuras. Al margen de que esta frase sea un sutil juego de palabras en italiano «sono pazzi questi romani» que se representa por las mismas letras que ondeaban en los estandartes de las legiones romanas: SPQR, parece especialmente indicada a los editores de nuestro país… Así que dejadme que como Obelix suelte un:

¡ESTÁN LOCOS ESTOS EDITORES!

Ahora dejadme que me explique…

El otro día estuve hablando con un editor que acaba de sacar un libro escrito por un jugador de baloncesto de cierto renombre (para el que le guste este deporte), el caso es que vende por internet sus libros en su propia página y a mi me interesaba saber si podría poner la información de sus libros en biblioeteca y, lo que es mejor, si podía distribuir el libro digital con nuestra plataforma. El caso es que, en principio, parecía interesado, pero cuando le pregunté sobre cuando pensaba sacar el libro en digital, me soltó, así a bocajarro y sin anestesia, que tenía miedo de los piratas y que no pensaba sacarlo en digital por el momento… !!!!¡¡¡¡¡

Un ejemplo estupendo de cómo no vender en digital… no lo saco en digital porque los piratas me lo copiarían y cuando lo saco en digital no vendo una mierda por culpa de los piratas que ya han pirateado el libro… Y digo yo, ¿no sería mejor vender el libro en digital desde el primer día y así nadie se molestaria en piratearte el libro? Es más, ¿cómo quieres que se venda un libro después de meses en la calle y cuando ya se ha olvidado la promoción?… Vamos, una predicción auto cumplida.

Más sangrante es el siguiente ejemplo… Me entero que ¡por fin! el último libro de la saga «Canción de hielo y fuego» ya tiene fecha para salir en castellano… Una espera larga y más cuando hace casi un año que salió en inglés (y me lo compré para el kindle el mismo día del lanzamiento). El anuncio se hizo a través de uno de los foros de fans de la serie (Asshai) y cuando un usuario le pregunta al editor la fecha en la que lo sacarán en digital (ya que esa no la dió), el interfecto contesta:

Nada, de momento. No soy partidario de vender un producto de coste de producción cero exigiendo pago por adelantado a los lectores. Cuando termine de perfilar un sistema de recaudación que se salte a los intermediarios innecesarios hablamos.

¿Me lo explique…? Vamos, que nos está diciendo que los editores americanos de la saga son tontos al sacar en digital el mismo día que en papel y que el es más listo que los demás al no sacarlo hasta que ya no quede nada de donde rascar… Porque, vamos a ver, ¿de qué intermediarios está hablando? ¿amazon? ¿apple?… Ridiculo, desde aquí le ofrezco la plataforma de biblioeteca para publicar con intermediarios cero en digital su libro… Aunque, ahora que lo pienso, igual el intermediario que sobra es la editorial. ¿no?

Vamos, que me hierve la sangre de ver como unos editores obtusos, desinformados o, simplemente, aterrados ante la que se les viene encima, desprecian a los lectores digitales en pos de unos beneficios que, manque les pese, ya no serán los mismos…

¡ESTÁN LOCOS ESTOS EDITORES!

La piratería no es el problema

Piratas

El mes pasado asistí a unos cuantos talleres y presentaciones en el FICOD (Feria internacional de contenidos digitales), además de un nivel importante en los invitados (abría la feria Tim O’Reilly) se trataron temas muy, pero que muy interesantes para cualquiera que pretenda tener presencia en el mercado de contenidos digitales. Os recomiendo que os apuntéis a la próxima (si es que hay próxima, con esto de los recortes).

Una de estas reuniones tenía el sugerente título de : «¿Cuál es el precio que los usuarios
están dispuestos a pagar por los contenidos digitales?
» y además había recibido una invitación, huelga decir que me presenté allí y ocupe una de las escasas sillas (mucha gente se quedó de píe). El informe que nos presentaron os lo podéis descargar aqui pero el análisis subyacente es bastante sencillo: La gente está dispuesta a pagar por contenidos digitales de calidad… Eso si, bastante menos que por sus homólogos físicos. Vamos, que quiere pagar menos por una descarga de película que por el dvd correspondiente y lo mismo con los libros, cosa lógica, por otra parte, si tenemos en cuenta que los costes de replicación y distribución tienden a cero en estos casos. Veamos una gráfica esclarecedora del informe:
Usuarios dispuestos a pagar en relación a los que descargan o reproducen on-line
En ella vemos como casi todos los que se descargan videojuegos (los hombres) están dispuestos a pagar y que todos los que descargan cualquier cosa, mayoritariamente querrían pagar por ello.

El informe también incluía otra gráfica con el precio que los usuarios estarían dispuestos a pagar por cada tipo de contenido y oscilaba desde los 2,5 Euros de una reproducción de serie de catálogo a los 14,65 por la descarga de un videojuego, pequeños, pero suculentos ingresos si los multiplicamos por los «millones de piratas» que la industria nos muestra día si y día también.

El estudio ahonda bastante más en muchos aspectos relacionados, como las características más valoradas a la hora de descargar o las perspectivas de los diversos mercados en cuanto a la distribución de medios digitales. Os recomiendo que os lo leais si tenéis un rato. Cuando terminó de exponernos el informe, quedé sorprendido porque la mayoría de la gente de mi alrededor asentía satisfecha por que alguien, por fin, les contaba cosas que todos podíamos entender. La pregunta obvia era, ¿y porqué la industria no quiere distribuir en digital? Dado que en FICOD había muchos afines a la literatura (entre ellos yo), alguien hizo la pregunta en alto ¿por qué las editoriales Españolas no aprovechan este filón digital?

Uno de los presentes, que era un editor ya entrado en años dijo que el negocio de venta de libros en digital era ruinoso, que no se vendía nada y que no se recuperaban los costes de la conversión y echaba la culpa a la piratería de ello… ¡no se puede competir con lo gratuito!… Este argumento, repetido hasta la saciedad se mostraba tan fuera de lugar ante el informe que habíamos escuchado que la discusión posterior adquirió un tinte de «sana indignación» por los autores y lectores que nos encontrábamos alllí.

El hecho es que la industria editorial española no ha tomado el pulso a la venta digital. Mientras que Amazon en EEUU vende un millón de kindles a la semana y vende muchos más libros digitales que en papel en España apenas se venden unos pocos miles de ejemplares por las paupérrimas plataformas Libranda o por independientes como publidisa.. ¿No hay demanda? No, no hay oferta. El catálogo disponible en digital es pequeñísimo, además, lastrado por un DRM caro y pesado y por esquemas de distribución heredados de la epoca del papel. Amazon, nada más llegar a España, ya está vendiendo libros digitales y, a buen seguro, ya ha vendido muchos más que Libranda.

Como diría Mourinho ¿por qué?… ¿Porqué los editores están regalando el negocio de la distribución digital al gran monopolio Americano?

La respuesta la obtuve días más tarde hablando con un librero (que vende por internet) y me lo dijo muy claro: Si de este libro se venden 5.000 ejemplares, sacando un beneficio X, para que el mismo libro en digital diese el mismo beneficio deberían venderse 50.000, y no hay suficientes lectores con suficiente tiempo para leer todos esos libros. Como las editoriales quieren seguir teniendo los mismos beneficios, pues claro, apoyar el libro electrónico se hace contraproducente.

En resumen: los que tienen que generar la oferta han decidido voluntariamente no generarla. La demanda, por su parte, no deja de crecer según se van vendiendo más y más lectores y tablets. Si la industria habitual no proporciona el producto que se demanda al precio que se cree adecuado lo lógico es que se busquen otras vías… Y esas vías, si señores, pasan por la descarga gratuita… Y es que, nosotros queremos pagar, pero si no es posible, como dice un amigo mio… haremos el mal.

Y si, además, hacemos limpieza del panorama artístico (como con la retirada voluntaria de Lucia Etxebarría), pues mejor que mejor.

IPad o Kindle… Leer o no leer, esa es la cuestión

Tengo que confesarlo, mi yo inconsciente ha ganado la guerra a mi yo consciente y he caido en la tentación de comprarme un iPad, solo llevaba un año detrás de él, y solo su alto precio me había conseguido frenar hasta el momento. Sin embargo, unas ofertas en cierto centro comercial, me han abocado a adquirir este aparatito…

Como ya os comenté en otros posts, hace casi 16 meses que tengo un kindle2 y lo he usado muy asiduamente, casi diariamente, desde el día que me llegó a casa. La llegada del iPad a mi ecosistema electrónico ha trastocado mi confortable habito de lectura diaria y no de una manera positiva. Os voy a decir mis impresiones después de una semana con mi iPad, que quizá ayuden a los que estáis pensando en comprar alguno de los dos aparatos. La única comparación posible en este caso es para la lectura, ya que el kindle es solo eso, un lector electrónico, el resto solo lo mencionaré de pasada.

Diferencias

El iPad tiene una pantalla retroiluminada led de 9,7 pulgadas, brillante, muy brillante. Ideal para ver fotos, videos o cualquier otra cosa en colores vivos y espectacular, pero no es la más adecuada para leer de continuo. La vista no solo se cansa, tienes que buscar el sitio ideal para leer, esquivar las luces para que no te den brillos, estar medianamente iluminado para que no te ciegue la luz del aparato leyendo a oscuras y sin movimientos bruscos para que no se te gire la pantalla y te descoloque la lectura. Además, te pasas media vida limpiando las huellas que has dejado en tu preciosísima pantalla.

El kindle tiene una pantalla de tinta electrónica de 6 pulgadas, sin ningún tipo de iluminación y varios niveles de gris. Espartana hasta el infinito, pero infinitamente cómoda a la hora de leer. Necesitas luz, si, pero además la agradeces, no tiene brillos y permite leer en exteriores tan bien o más que un libro en papel.

El iPad pesa, no demasiado, pero pesa sus buenos 730 gramos, cuando llevas un rato con él en la mano te cansas. Pesa la mitad que el libro en tapa dura «un mundo sin fin» y el doble que la mayoría de los libros de bolsillo. Es complicado leer un rato largo sin apoyarlo en algo.

El kindle pesa 290 gramos (la versión nueva 240) y se hace muy cómodo llevarlo encima. Puedes leer mucho tiempo seguido sin notar cansancio y dado su escaso tamaño lo puedes guardar en cualquier sitio sin que estorbe.

El iPad tiene varios programas para leer libros electrónicos, la mayoría gratuitos. Yo he probado el ibooks de apple, el stanza, el bluefire reader y el kindle para ipad. Todos ellos cubren de sobra mis expectativas, soportan muchos formatos, e incluso son muy bonitos y elegantes en las transiciones de páginas, las notas y demás. Lo único malo es la forma de pasar libros al dispositivo. Requiere itunes y un ordenador con windows o mac… Algo que yo uso muy poco. Una cosa que molesta cuando estas leyendo es que tienes que sujetar con las dos manos el aparato para poder pasar de página.

El kindle tiene su lector integrado, con sus formatos limitados ( no incluye epub), aunque se pueden convertir a formato propio todo lo que queramos con el servicio gratuito de Amazon o con Calibre, que incluso detecta cuando el kindle está conectado y gestionar una biblioeteca unificada. Se puede leer con una sola mano y no hay que tocar la pantalla para pasar página. Espartano, pero sumamente cómodo.

El iPad tiene una batería que, oficialmente, dura 10 horas utilizando el wifi… En mi experiencia incluso solo leyendo no llega a esa cifra y todas las noches tengo que ponerlo a cargar.

La batería del kindle está hecha para durar casi un mes de uso intensivo. Mis pruebas, leyendo una media de 2 horas al día todas los días, confirman que nunca he tenido que recargar el aparato más de dos veces al mes. Es un acto que, de anecdótico, casi es irrelevante.

Esta semana he leído mucho menos (fuera de internet, claro) ya que llevar a cuestas mi iPad de un sitio a otro no me ha dejado ir con el kindle, (solo tengo dos manos) y mi tiempo preferido para leer, que es el camino entre mi casa y el trabajo, no puedo usarlo para leer por los reflejos y el peso del iPad. Y estoy preocupado. El iPad me ofrece hacer muchas más cosas que el kindle, pero para leer, es mucho mejor este último.

Conclusión: Para leer comprate un kindle, si deseas hacer muchísimas más cosas, ostentar la propiedad de un aparato chulísimo, pero leer mucho menos, comprate el iPad…

Evidentemente, si ya tienes un iPad no encontrarás ninguna razón para hacerte con un kindle… Pero te estás engañando. Si quieres leer en condiciones necesitas una pantalla de tinta electrónica, cualquiera que diga lo contrario es que no ha podido comparar en condiciones.