Me han hackeado el Spotify!

Bueno, realmente a mi no, ha sido a mi hija, ¿pero qué leche? si lo estoy pagando yo también es mío, ¿no?… Como soy un poco vago os reproduzco el hilo de twitter que mandé ayer para que os hagáis una idea:

Ejemplo práctico, de ahora mismo, de porqué es tan malo poner la misma contraseña en sitios distintos… Dentro hilo..

Esta mañana mi hija me ha mandado un whatsapp diciendo que alguien estaba cambiando la música de su spotify y que no podía oir nada de lo que ella ponía… raro.

Al rato me manda pantallazo del correo que ha recibido

Eso ya es indicio claro de que alguien ha entrado en su cuenta y ha cambiado el correo y, obviamente, la contraseña… En este momento estamos pagando el servicio a una persona que no conocemos.

Y que tiene unos gustos musicales pésimos además.

Después de momentos de desconcierto acertamos a dar con el chat de soporte de spotify que, tras pedirnos copia de los justificantes de pago y alguna cosilla más nos devuelve la cuenta. Bien por @SpotifySpain

Para saber lo que ha pasado, le pregunto si usaba la misma contraseña en otros sitios, me dice que si, compruebo en https://haveibeenpwned.com si su email estaba comprometido y… bingo.

Había otros cuatro sitios en internet donde se registro con la misma contraseña que habían sido comprometidos y, probablemente, de uno de ellos haya salido la contraseña que han usado.

Remedio inmediato: usar @nomorepass_ para generar nuevas contraseñas diferentes y cambiarlas en todas partes.

Por eso, amiguitos, nunca debéis usar la misma contraseña (ni ninguna variación simplona de la misma) en ningún sitio… Y, por supuesto, como no vas a poder recordar las contraseñas, usa nomorepass

Queremos tu pasta… y ya

Llevo ya 15 años siendo empresario, siempre de una pequeña empresa (apenas he tenido más de 6 empleados a la vez) y he pasado ya por muchas situaciones muy diversas (muchas las podéis encontrar en este blog), pero siempre, siempre, he sido escrupulosamente respetuoso con la normativa fiscal. No he hecho (tampoco es que haya podido) ingeniería fiscal y no he tenido asesores lo suficientemente despiertos para optimizar lo que me dejaba en impuestos.

Pero no me he quejado, soy consciente de que las empresas han de ser las que más aporten al estado, que son entes sin más finalidad que la de generar beneficios y que, al final, esos beneficios han de revertir en la sociedad a la que pertenece. Creo que gran parte de los males que estamos viviendo estos años viene por el fomento de la codicia a la que la acumulación de dinero, infinita y sin restricciones, en las empresas modernas. Mucho rollo de resposabilidad social corporativa, conciliación y miliongas varias, pero las multinacionales y sus dueños tienen un único objetivo: acumular más y más dinero.

Dicho esto (soy consciente de que tengo que pagar impuestos como empresa) y habiendo tenido un buen ejercicio el año pasado, no tuve problema en pagar la tercera parte de esos beneficios a hacienda. Y aquí empieza la pesadilla.

Este ejercicio no está siendo tan bueno como el anterior, ni los clientes tienen tantos proyectos, ni yo tengo el mismo personal y he reducido la capacidad productiva en consonancia, por lo que tengo más gastos y menos ingresos. Pero me encuentro con que a hacienda eso le importa menos que nada, porque en el último gobierno de Rajoy se instauró la retención a cuenta del impuesto de sociedades. Algo similar a lo que se hace con los trabajadores y el IRPF, se retiene «a cuenta» un porcentaje de lo que se ingresa como adelanto de lo que habría que pagar posteriormente. ¿Cual es el problema con las empresas? Que no hay importe de beneficios sobre el que calcular esta retención y, en nuestro caso, se hace sobre los beneficios del año pasado… ¡Lo que es una locura! las empresas, por naturaleza, no tienen una fluctuación muy importante de ingresos y gastos.

El caso es que tras hacer la declaración del impuesto de sociedades del año pasado me tocaba pagar ya cada trimestre esta retención y, obviamente, era mucho más dinero del que correspondería a tenor de los resultados del año en curso… Así que, ni corto ni perezoso, intento que me fraccionen la «deuda» para poder pagarla sin tener que andar pidiendo financiación externa (que los bancos siguen a la suya), cosa que suele ser habitual en otras deudas tributarias… Aquí os dejo la respuesta:

En resumen, que quieren mi dinero y lo quieren ya… Si eso el año que viene, a mediados, cuando haga la declaración del impuesto de sociedades y salga a devolver, ellos, meses después se dignarán devolverme mi dinero (probablemente usando el que yo mismo les esté adelantando)… Y mientras, la empresa sin recursos y sin poder contratar más gente porque «hay que asegurar la regularidad en la entrada de fondos en la hacienda pública»…

A este paso me vuelvo liberal (Dios no lo quiera)!!!

SEUR o «EL CLIENTE NO IMPORTA»

Hace poco tuve un problema con dell que me hizo buscar un portatil en otra tienda, elegí esta vez una tienda nacional, pequeña y muy bien de precio para comprarme el portatil (ya os diré cual próximamente) y, una vez hecho el pedido y pagado por transferencia el proceso de envío se hizo muy rápido e informándome en todo momento del estado del mismo (no todos los que funcionan bien son Amazon). Me lo enviaban por SEUR 24h, era jueves, así que supuse que el viernes lo tendría.

Nosotros, como muchos otros, no trabajamos los viernes por la tarde (ni el resto de tardes cuando estamos, como ahora, en jornada intensiva), así que esperé por la mañana la llegada del mensajero (igual tenía suerte), pero no fue así. Revisé el estado del pedido a las 17:00 y seguía en reparto… Bueno, igual me paso por la oficina un rato y espero a ver si viene… Pero no, a las 17:11 ya veo que el repartidor se ha ido diciendo que no hay nadie en la oficina. Hasta aquí todo normal.

Llamo al número de teléfono de SEUR para ver qué opciones tengo (me gustaría tener el portatil en casa para configurarlo el fin de semana) y me dice que lo volverán a intentar entregar el lunes en la misma franja horaria. Un momento! ¿en la misma franja horaria? Le digo al operador que en esa franja horaria no va a haber nadie, que si lo pueden entregar por la mañana… y me responde: «Es que esa es la hora en la que el repartidor pasa por esa zona«. ¡Manda huevos! Eso quiere decir que sabiendo que no va a haber nadie aún así van a pasar porque les viene bien… Perdiendo tiempo y dinero y dejando a un cliente insatisfecho seguro. ¿No hay un poquito de sentido común entre los directivos de una empresa tan importante como SEUR?

Al final les digo que me lo dejen en el almacen que tienen en Alcorcón y que ya lo recogeré yo… Pero, claro, tampoco podrá ser el viernes (llamé 10 minutos después de que el repartidor se fuese de la oficina) ni el fin de semana, claro, será el lunes y a partir de que me avisen (que será, apostemos algo, seguro por la tarde).

En fin, que espero un montón que la startup de mi amigo Angel Batalla (lastmile) lleve un poco de cordura y sentido común al reparto de mercancías o tendremos, como yo, a un montón de clientes insatisfechos.

Como DELL perdió una venta por pura desidia

DELL es una empresa que tiene una larga y exitosa historia con la venta directa, y cuando digo directa, digo por internet. De hecho DELL es pionero vendiendo por este canal desde 1996… Y, digo yo, algo deberían haber aprendido… Pues igual es que el negocio les está yendo mal o que lo de la transformación digital es cosa de otros pero están haciendo cosas muy, muy mal. Como muestra mi «intento» de compra de un Portatil.

El caso es que el jueves por la tarde me decido a comprar el equipo, me lo dan con Ubuntu preinstalado y tiene 120 Euros de descuento, todo ventajas… Pero, espera, lo he visto en la sección de particulares, igual debería ir por empresa ya que lo compro para BiblioEteca… Intento entrar en la web para empresas, me pide un usuario que, sorpresa, es el mismo que he usado para entrar en la otra sección, bueno, pues adelante, no debería ser así, pero entro… Segunda sorpresa, el precio no coincide, o, mejor dicho, no hay descuentos que aplicar. Como empresa no parece que tenga derecho a esas promociones, así que, vuelta a la otra página y a cambiar los datos para que aparezca el cif de la empresa en la compra.

Tras todo este toma y daca de cambios de datos termino en la famosa pantalla de «a pagar…», bueno, no hay problema, tengo tarjetas de crédito y de débito… Pongo los datos de la primera y oooops! se cierra la ventana en la que tengo que poner el código que se me envía por sms… Repito la operación 3 veces, tres códigos que recibo en mi teléfono y tres veces que se cierra la pantalla… Probamos otra vez con otra tarjeta (uno nunca sabe) y me vuelve a pasar lo mismo… Como supongo que esto ya no tiene arreglo elijo otro medio de pago (Paypal) donde meto los datos de la tarjeta que no coló la primera vez (esta vez no se queja) y, aparentemente hago el pedido.

Me llega un correo de Paypal y otro de dell diciendo que todo está en marcha… Y me voy a la cama.

Mi siguiente sorpresa viene al día siguiente… ING (El emisor de la tarjeta que puse en paypal) ha denegado el pago y, en lugar de recibir alguna comunicación por parte de paypal y/o dell solo he recibido el aviso del banco (en su app, ni siquiera un sms) y nada más… Entro en paypal y, efectivamente, me indica que el pago no se ha realizado y que la transacción está cancelada. ¿Intentará DELL volver a cobrar o me cancelará el pedido? Decido esperar..

Pero mi paciencia es limitada y a medio día (hacía ya más de 18 horas del pedido) al no recibir ninguna comunicación decido poner una incidencia (o intentarlo) en la web de dell… Cual es mi sorpresa cuando solo me dejan comunicarme con ellos si ya tengo un número de pedido… Y resulta que yo solo tengo un «recibo» que todavía no es pedido. Así que, via internet, imposible comunicar con ellos… Bueno, busquemos un teléfono… Dicho y hecho, encuentro unos teléfonos de atención (todos unos carísimos 902) y me dispongo a llamar a uno de ellos.

La espera no es demasiada (teniendo en cuenta lo que he llegado a esperar llamando al servicio técnico de alguna telco) y me atiende un operador con acento extraño, pero que se comunica bastante bien. Me dice que mi pedido (18 horas después) todavía no se le ha asignado a nadie, pero que en cuanto se le asigne se pondrán en comunicación conmigo y me indicarán como hacer una transferencia, que no me preocupe que los pedidos no se cancelan por falta de pago hasta los 14 días… ¿Me respetarán el descuento? pregunto y me asegura el hombre que si, que por supuesto.

Me relajo y dejo que el fin de semana cumpla con su deber… De hecho me olvido del tema hasta que el lunes ya en la oficina recibo una llamada de dell, es el mismo operador (todo un detalle) que me indica que si que me han cancelado el pedido (si, ese que no se podía cancelar) que no pueden cambiar la forma de pago y que vuelva a hacer el pedido. Le digo que la oferta ya no está vigente y él me responde que tendré que hacer el pedido, que él no puede saber todas las ofertas que tienen. ¿¿¡¡!!??

En fin, no se si me compraré ese portatil u otro, pero DELL ya ha caído a lo mas bajo en mi ranking de las tiendas en las que no comprar nunca.

 

La tesorería y los abusones

Quizá debería poner por subtítulo «¿porqué todo el mundo se cree que pagar es opcional?«.

Imaginemos una supuesta situación… Yo, que soy un cliente cojonudo, me paso por una tienda de electrodomésticos, elijo la tele más cara de la tienda y decido que le voy a hacer el favor al tendero de llevármela a casa, aunque sea super-cara no pienso regatear… Le indico al vendedor que me la lleve a casa y hasta le indico la fecha y la hora a la que tendrán que pasarse a dejarla… ¿Tarjeta o efectivo? me pregunta el amable dependiente (quizá no recuerde que para esa suma de dinero ya no se puede pagar en efectivo, pero en fin…) y yo le digo: «Transferencia bancaria… a 45 días, solo pago a fin de mes, así que serán 55».

Evidentemente no me dejarían salir de la tienda sin haber pagado, nadie acepta este tipo de pagos salvo que en lugar de una tele te hayan pedido un servicio profesional y en vez de ser un particular eres una empresa medianamente grande… No obstante, para seguir con el relato supongamos que hay confianza y el dueño de la tienda nos conoce y se arriesga a aceptar el pago, hace sus cuentas y por el margen que le deja este producto puede asumir los 55 días de retraso en el pago.

Llega el día 55 y el pago no aparece, el dueño de la tienda me pregunta y yo, como sorprendido, le digo… He tenido un problema al ordenar la transferencia, pero ya está arreglado…

¿cuando cobraré? nos pregunta el dueño de la tienda

Pues dentro de 30 días, claro, ya se ha pasado el día de pago de este mes…

¿Alguien se puede imaginar esta situación? Es más, alguien se imagina que el dueño de la tienda no amenace de muerte a toda mi familia si no le hago la transferencia en ese momento. ¡Qué día de pago, ni que día de pago!

El pobre hombre me ha pagado una tele y, encima, si me habla de malos modos siempre puedo amenazarle con devolverla ¡dos meses de tele gratis! Pero yo no soy así, sabemos que vas a cobrar… Pero cuándo ya es otro tema.

Pues esta situación es el pan nuestro de cada día de las pymes cuando hacemos trabajos o vendemos a las empresas medianamente grandes. En este país el tema de cumplir con los pagos en tiempo es algo opcional… Una pena que las nóminas de los trabajadores, el alquiler de la oficina, la luz, el agua, los consumibles y todo lo demás no se pueda pagar con la misma flexibilidad. Al final somos las pymes las que financiamos las grandes empresas.