Porqué no hay que tener miedo de la palabra Pucherazo

campana_1881Estos días estamos viviendo una oleada de suspicacia por parte de los simpatizantes de Podemos, entre los cuales, en este momento, me encuentro. Además de Fraude, la palabra más oída ha sido Pucherazo. Parece que esta palabra da mucho miedo, solo de pensarlo a algunos se les estremecen las canillas y se les aflojan los esfínteres.

No, a nosotros no, eso son los países tercermundistas los que sufren este tipo de cosas, nuestro sistema es perfecto.

Bueno, no quiero quitarles la ilusión, que hasta hace poco era mía, pero si que me voy a permitir deciros por qué no hay que tener miedo de expresar las dudas y porqué nuestro sistema puede ser perfecto, pero puede ser igualmente vulnerado.

Primero, ¿quién dijo miedo? Las garantías que hay en nuestro ordenamiento administrativo y jurídico para asegurar que las elecciones sean limpias e imparciales me parecen, simplemente, impecables. Sin embargo, seríamos cómplices por dejadez si no estuviésemos vigilantes de que todas las medidas orientadas a evitar el fraude se han tomado adecuadamente. Si nadie pone en duda el sistema, ¿quién avisará cuando este sea vulnerado? Ni siquiera sitios tan «democráticos» como EEUU ha quedado libre de los «pucherazos» electorales, y no lo digo yo, lo dicen aquí, por ejemplo. Lo bueno de todo esto es que con una ciudadanía vigilante y unos garantes aleccionados a seguir alerta todo puede funcionar correctamente. ¿Miedo a mostrar dudas? Ninguno. Lo peor que puede pasar es que estemos equivocados y, en ese caso, seremos los primeros beneficiados… Así que, ¿quién dijo miedo?

Segundo, ¿el sistema perfecto? Desde que algunos mostrasen sus dudas, e incluso que algunos intentaran aprovecharlas para colar HOAX falsos o portadas de periódicos trucadas, salieron muchos artículos defendiendo lo «perfecto» de nuestro sistema electoral, donde destaco este de David Fernandez: No, el 26J No hubo pucherazo (ni puede haberlo), artículo donde explica muy bien el funcionamiento de las mesas electorales y desmonta los hoax (o similares) que pretendían demostrar pucherazo en las mesas electorales. No obstante, en el artículo y en los comentarios posteriores, queda demostrado que no hay auditoría sobre la transmisión de datos ni el tratamiento inmediato de los datos provisionales. Es decir, el programa que recoge los datos desde las apps de los delegados de la administración que hay en cada mesa puede hacer con esos datos lo que quiera sin que nadie lo sepa en ese momento. Imaginemos, por un momento, que, por error informático, se produce una mezcla de los datos de algunos partidos con otros en esa recogida de datos, los resultados provisionales serán completamente distintos de los reales, habiendo sido las mesas completamente decentes y habiendo cumplido al 100% con su cometido.

Evidentemente la ley prevé que haya un recálculo global en las juntas electorales provinciales a la vez que se añade el voto de los Españoles residentes fuera del país, pero tal como se vió en Sevilla en el 22-M (no lo digo yo, de nuevo, lo dicen aquí y fue una realidad) es costumbre dar por válido el recuento provisional y solo añadir el voto de los residentes en el extranjero. ¿Qué problema tiene esto? Que realmente se confía al 100% en un sistema que no ha sido auditado debidamente y no se puede corregir los errores humanos en este segundo recuento. Esto, y nuestra maravillosa ley D’Hont puede hacer bailar escaños a los distintos partidos (incluso solo por errores). Así que, si no se exige un completo escrutinio general «de verdad» hay muchas posibilidades de que la realidad no coincida con las cifras.

Tercero, ¿porqué dudo?, visto que el sistema no es perfecto, que tenemos un intermediario que no es fedatario público y que no ha sido auditado y en vista de las variaciones tan poco comunes entre las encuestas a pie de urna (estaríamos hablando de las mayores variaciones desde que se hacen) y las encuestas previas (incluida la del CIS) no puedo sino tener una duda «razonable».Además, siempre he creído que el pueblo español podía ser engañado durante un tiempo, pero ver un repunte de votos de un partido corrupto y de demostrada toxicidad para la sociedad Española me parece más increible si cabe.

En cualquier otro momento de nuestra corta historia democrática ni me hubiese planteado que hubiese podido haber algo raro, pero vivimos unos momentos donde el gobierno ha cobrado en dinero negro de oscuros contribuyentes, que ha repartido beneficios con turbios amiguetes, que han utilizado el poder en su beneficio como partido y que alimentado una caverna mediática y un estado de opinión más de hooligan que de discusión política… Por eso dudo, y espero fervientemente que el escrutinio general termine por aclararme y borrarme de una vez las dudas. Cualquier otra cosa sería un pucherazo en toda regla y la mayor estafa perpetrada contra los españoles.

ACTUALIZACIÓN 1: En sitios no tan lejanos ni tercermundistas hay quien ha impugnado elecciones y no se les ha caído la democracia. Como en Austria (ver noticia).

ACTUALIZACIÓN 2: Qué se está haciendo en podemos para verificar los datos.

Un comentario en «Porqué no hay que tener miedo de la palabra Pucherazo»

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