No me salen las cuentas

No se si ya lo he dicho antes… Pero soy un empresario.

Quizá los señores 2.0 prefieran que les llamen emprendedores o cosas más finas para quedar bien en la blogo-cosa, sea esto lo que sea. El caso es que mi motivación principal para dejar una gran multinacional y lanzarme a montar una empresa era tener el control sobre lo que hacía y porque lo hacía.

Llevo más de 4 años de empresario, inicialmente yo con otros socios (uno de los cuales tuve que invitar amablemente a que dejase de serlo, ya que tocarse las narices a dos manos no suele ser el trabajo encomendado a los emprendedores… ) y, poco a poco, contratando más gente que compartiese las ventajas de estar en una empresa como la mía (ya os diré cuales un día de estos).

He tenido muy claro, desde el principio, que mi empresa solo tenía una máxima. La empresa somos los que trabajamos en ella. No es que tenga muchas actividades motivadoras (somos informáticos, la sinergia nos la pela…) sino que cualquier decisión que he tenido que tomar lo he hecho pensando en el global de las personas que somos la empresa y no en el empresario en el que me convertí por arte de notario.

Hemos pasado por cosas buenas y por cosas malas. Hasta ahora no nos faltaba ni trabajo ni dinero para mantenernos, no tuvimos que pedir prestado ni nos preocupamos demasiado por los morosos que, tarde o temprano, terminaban pagando. Sin embargo esto ha cambiado drásticamente desde el verano hasta ahora.

¿Que es lo que ha cambiado?
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